Y aunque no me ha quedado muy claro de qué depende nuestro nivel inicial de autoestima, si sé que existen personas acostumbradas a crecer a base de pisar a los demás y, poco a poco descargan la pila de autoestima que existe en cada uno de nosotros. Es muy difícil detectarlas ya que saben ocultar sus intenciones bajo una fachada de amabilidad extrema o compromiso a muy corto plazo. 

 

Tenemos la gran suerte de que hoy en día ya no es un tema tabú y de que existen algunas pautas para detectar cuándo estamos siendo infravalorados, pero aún así no siempre estamos a salvo. Mi recomendación; escucha a tu familia y amigos, a aquellas personas que te conocen de toda la vida. Pocas veces cuando los de tu alrededor perciben un cambio negativo en ti, están equivocadas. 

 

Las consecuencias que tienen este tipo de prácticas sobre las personas inseguras son muy negativas pero, si te sucede, hay que tratar de salir a flote. Toca salir al mundo y volver a conocernos, a reconocernos de nuevo y aprender a querernos. Es muy probable que lo que otros veían como algo negativo en ti, otros lo vean como una cualidad, tu seña de identidad y sean por ello motivo de cumplidos o halagos. Cuando alguien destaque una cualidad positiva en ti escucha, acepta y, agradece los cumplidos.

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Tampoco creo que sea una cuestión de repetirnos cada día lo increíbles que somos porque entonces nos toparemos con el ego y esa, a mi parecer, es una batalla bastante más complicada con la que lidiar. Por eso, creo que tenemos que encontrar la dosis exacta de amor propio y humildad y, es ahí donde daremos con nuestra mejor versión.