top of page

7. AQUÍ SIGO

17 de febrero de 2019

¡Hola a todos!

Nunca he sido muy de celebrar fechas concretas. No entiendo por qué tenemos que ser más o menos cariñosos dependiendo de un día en específico. Soy muy mala para hacer regalos porque toca, en cambio me encanta hacerlos porque sí, cuando paseando me acuerdo de alguien porque veo algo que me recuerda a él y decido regalarlo. Me gusta más despertar esa ilusión inesperada.

 

Por ejemplo, este año a mi hermana Ale le regalé en Septiembre hacer juntas caída libre, su cumpleaños es en Octubre y os aseguro que le hizo toda la ilusión del mundo!!! Ha sido de las mejores experiencias del año sin duda para las dos.

Aunque aquí muchas veces pierdo la noción del tiempo, es inevitable controlar nuestro subconsciente. Por eso esta ha sido una semana un poco rara, todavía tengo guardadas en mi memoria fechas que a pesar de que a día de hoy ya no signifiquen nada, sí lo hicieron en su momento. Sé que poco a poco irán perdiendo importancia, no sé si llegaré a borrarlas completamente de mi vida.

 

El día 14 fue un día de esos. Aquí en México es genial porque en vez de celebrar “El día de los enamorados” celebran El día del amor y la amistad, del amor en general. Amor hacia los demás y hacia nosotros mismos, algo que debemos poner cada día en práctica.

thumbnail_IMG_8355.jpg

foto: @pinterest

El otro día me hicieron una pregunta que me dio bastante que pensar y reflexionar en algo que hoy quiero compartir con vosotros.

 

Si pudieras borrar los últimos años de tu vida, ¿lo harías? 

Es verdad que las circunstancias de la vida nos van llevando por caminos que nunca antes hubiéramos imaginado. Yo, por ejemplo, jamás me hubiera imaginado viviendo en El Caribe preparando un Ironman 70.3 pero, ¿a qué precio? ¿Compensa el dolor para encontrarnos en una situación diferente?

 

Algunas personas se aferran a la teoría de que “lo que no te mata te hace más fuerte”, aprenden de los golpes para apreciar el presente, les vale no morir para salir fortalecidos de las batallas. A otras, por el contrario, les parece demasiado doloroso y por ello preferirían no haber pasado por algo traumático para terminar dónde y cómo están, aunque sea en una situación mejor.

 

Creo que depende no sólo del golpe ni de cómo tratemos el dolor, sino muchas veces de la personalidad de cada uno, de nuestra forma de ser, nuestro sello intrínseco.

Recuerdo cuando era pequeñita, ante alguna duda, no me conformaba con el “porque sí” de mis padres. Solía pedir más información para entender y procesar mejor lo que querían enseñarme. Me parecía difícil estudiar de memoria, pero me resultaba muy sencillo hacerlo mediante ejemplos.

 

Por el contrario, conozco a otras personas que un sencillo “si” o “no” les dejaba tranquilas y podían poner su pensamiento en otro tema. Aprenderse la lección como un papagayo y escupirla en un papel valía para dar con el mejor resultado. Supongo que la mía no era la mejor metodología, por ello mis notas nunca fueron las mejores pero eso sí, aquello que entendía lo sigo recordando.

 

Me gustaba la idea de verme como una persona que no da demasiadas vueltas a las cosas, pero si lo hacía en el colegio con sencillos acontecimientos, creo que no voy a dejar de hacerlo ahora con tanta facilidad. No me gusta conformarme con un “ya vendrá algo mejor”.


Definitivamente me parece más fácil evolucionar con anécdotas alegres que con golpes duros. Me encantaría poder, en este mismo momento, abrir una ventanita y ver qué es eso mejor que Dios tiene preparado para mi. Mientras tanto aquí sigo, practicando lo bien que sienta vivir en el presente, porque como dije en otro post; la ansiedad es el miedo al mañana. La depresión es el dolor del ayer. Os dejo enlace al post que os comento El arte de vivir.

thumbnail_IMG_9319.jpg

foto: @juliaortizg

Mi actitud de 2019 es intentar ser un poquito más como Madamme Ayauasca de la que habla Taburete en su último disco e “intentar no pensar en lo vivido”.

 

Lo que sí tengo claro es que si estuviera en mis manos, ahorraría sin pestañear todo el dolor a las personas a las que les tocará sufrir para aprender.

bottom of page