¡SI TÚ PUEDES, YO PUEDO!
21 de septiembre de 2018
Este es el mantra que nos han estado repitiendo en cada clase de b3b de esta semana. La verdad es que es la pera, cada semana nos repiten una frase para animarnos. Ésta en concreto me ha encantado y me ha dado para pensar en el post de hoy.

Hemos sido educados en una sociedad en la que parece que si no eres mejor que el de tu lado, no lo haces bien. Ser competitivo es bueno siempre que también sepamos perder. Yo en concreto soy una persona muy poco competitiva. Por ejemplo, me encanta hacer deporte pero no me importa perder, de verdad, lo paso bien con el simple hecho de jugar al padel, ver un partido de tenis o de fútbol.
Soy muy del Madrid, muy de Rafa Nadal y fan absoluta de Pit Oriol. Reconozco que tengo otros tantos ídolos deportivos a los que admiro, pero me pasa algo rarísimo y es que me dan pena los que pierden. Al culpable de #estanoesmihistoriadeamor le ponía muy nervioso esta cualidad de mi, no entendía que si perdíamos un partido de padel no se me cayera el mundo encima, es verdad que le duraba poco el enfado, ¡menos mal!
Íbamos mucho al Bernabéu y tuve la suerte de que juntos fuimos a dos finales de la Champions, y digo que tuve mucha suerte no sólo porque es un planazo, sino porque tanto en Milán como en Cardiff ganamos. Los hombres en general le dan mucha importancia al fútbol y a que su equipo gane siempre, me hace gracia cuando se les cruza el día sólo porque una noche no hayan ganado.
Creo que deberíamos apoyarnos en la gente más que compararnos con ellas, aprender de los de nuestro alrededor. Fijarnos en las cosas que hacen mejor que nosotros para intentar mejorar con ellos. No para superarles, sino por superarnos a nosotros mismos. Además tengo la suerte de ser bastante paciente con las compañeras que he tenido en mis equipos de trabajo, nunca he sentido ese miedo de ¿y si lo hace mejor que yo y ya no soy indispensable? Bueno, pues me alegro muchísimo por la persona que avanza y yo sigo peleando por avanzar a mi ritmo.
Siempre he sido muy buena consejera de mis amigas, ya dije que soy de las que escucho más que hablo, y hasta ahora he dado bastantes buenos consejos, ¿y por qué no soy capaz de aplicármelo a mi misma? Pregunta sin respuesta que lanzo al aire y que discuto con mi psicólogo bastante a menudo.
Su respuesta es que tengo que ser paciente, que cada ser humano tiene unos tiempos y nunca sabemos cómo nos va a afectar una pérdida hasta que nos toca. Lo que si tengo muy claro es que esto me hará más fuerte y estoy aprendido herramientas para poner la otra mejilla y seguir hacia adelante. Porque si tú puedes, yo también puedo.
Él ha rehecho su vida, va por su tercera relación en nueve meses y yo no soy ni siquiera capaz de mirar a otro porque pienso constantemente en que ya no voy a volver a besarle a él, a darle la mano y a ver juntos más partidos del Madrid. ¿Ya? ¿Hasta aquí? Son preguntas que no consigo sacar de mi cabeza. Pero sí confío en que habrá un segundo amor en mi vida y que un día probablemente agradezca el paso que dio de dejarme porque para él yo no era la mujer de su vida.
Ahora me toca empezar de cero en un nuevo país, buscar trabajo y comenzar una vida nueva.

¡Muchos besos!