¿SOLO O ACOMPAÑADO?
18 de septiembre de 2018
Creo que esta pregunta nos persigue en nuestro día a día. A veces surge en ocasiones tan cotidianas como cuando nos preguntan, ¿cómo te gusta el café? y otras en momentos más comprometidos como cuando toca confirmar si vas sola o acompañada a un evento.
Con la llegada de septiembre, vuelve a empezar la temporada de bodas y tengo que reconocer que se me está haciendo un poquito dura. No me gusta nada llegar sola a los sitios. Supongo que algo tendrá que ver con eso que llamamos falta de seguridad. Pero si todavía hay algo que me guste menos que ir sola a una boda, es ir a aquellas en las hay mesas específicas de solteros... Creo que en esas mesas la magia de conocer a alguien por casualidad se pierde. Ya que da la sensación de que todos los comensales han de sentarse con una única predisposición: ¡ligar!
¿Y si no es así? ¿Y si preferimos estar solos antes que mal acompañados?
Vivimos en una generación en la que las mujeres podemos estar solteras sin que nos tachen de raras. Podemos y queremos mantener este estado porque tal vez hayamos vivido procesos dolorosos y no nos apetezca abrirnos de nuevo. Por eso, hago un llamamiento a todos aquellos novios que tengan amigos solteros y que estén pensando en jugar a las parejas durante su boda. Si tiene que ser será, pero no hay que forzar las cosas porque rara vez suele funcionar. Incluso una íntima amiga me contó que llegó a una boda y se encontró tanto su foto como la del resto de solteros convertida en un póster de "Se Busca" para que ningún despistado se fuera sin conocerse. No, ¡en serio!
El fin de semana pasado estuve en una boda en la que no, no me sentaron en mesa de solteros ;). Y aunque soy una persona bastante dicharachera, feliz de primeras y sonriente de segundas, me cuesta mucho, muchísimo mantener una conversación larga con alguien a quien acabo de conocer. No sé si es timidez, celo sobre mi vida privada, o que sin más no me gusta. He vuelto a fumar después de doce años, y lo hice porque me moría de vergüenza el día que, después de haberlo dejando con él, tuve que ir sola a un evento. Mezcla entre ansiedad, agobio, y esa seguridad fingida que da llevar un cigarrillo en la mano.

En esta boda de la que os hablaba, conocí a una persona bastante especial. Especial por el hecho de que nuestra conversación sobrepasó los cinco minutos de rigor. Una de esas como a las que me refería en la Quote 5. Estuvimos hablando bastante rato y después de contarle mis penas y alegrías llegamos a la siguiente conclusión: "Eres lo que proyectas. Si tú no te quieres, si tú no estás a gusto contigo misma no serás capaz de atraer a personas positivas en tu vida". Creo firmemente que tiene toda la razón y le prometí que haría todo lo que estuviera en mis manos para proyectar mi mejor versión. Gracias R.F.D.
Llevo nueve meses de duelo y reconozco que en lo último que pienso es en volver a estar acompañada. Cuando se termina una relación creo que es muy importante dedicarse tiempo a uno mismo. Momentos para ganar confianza y decidir qué rumbo queremos que tome nuestra nueva vida.
Seguro que todos conocemos a alguien que no sabe estar sólo. Tanto que son capaces de enlazar unas relaciones sentimentales con otras. De corazón os digo que no las envidio. Yo he tenido un primer amor, una sola persona que pensé sería, además, mi único amor. No ha salido bien, pero si sé que no me vale estar con alguien por el hecho de no estar sola. Lo que me vale es estar bien.
Hay que saber identificar el estado en el que nos encontramos: El estado ideal es estar bien acompañado. El siguiente es estar bien solo. Le seguiría el estar mal solo. Y por último y el peor, estar mal acompañado. Y tú, ¿cómo estás?

¡Muchos besos!