CUENTO DE NAVIDAD
28 de diciembre de 2018
¡Hola a todos!
Llevo unos días en el campo y estoy aprovechando para descansar, recargarme de energía familiar y hacer mucho deporte. Como sabéis estoy preparándome para el próximo medio Ironman de Cozumel en Septiembre. Durante el tiempo que estoy pasando en España no estoy nadando, por razones obvias, pero he conseguido batir mi propia distancia en running y ¡estoy encantada! Todo esfuerzo merece la pena y es súper gratificante ver la recompensa.
Aunque tenía este post preparado desde hace unos días, como tengo muy poquita cobertura, no he podido publicarlo hasta hoy. Hoy hago una reflexión sobre uno de los cuentos de Jorge Bucay, en el que creo que trata no sólo el amor de pareja sino también, el amor entre amigos que es la parte en la que me quiero centrar.
¿Cuántas oportunidades hay que dar a las personas? Soy de la opinión de que no debemos juzgar a nadie sin conocerle antes. Ese alguien puede tener un pasado complicado pero para mí, lo que cuentan son las experiencias de tú a tú. Pero claro... si alguien ya nos la ha “jugado” antes, ¿debemos dar más oportunidades?
Hace unos días me sorprendí interrumpiendo a unos desconocidos porque decían que “odiaban la Navidad”, me dio tanta pena que tuve que darles mi opinión. Ellos decían que les daba mucha rabia la hipocresía en estos días y ¿sabéis qué? ¡Que tienen razón!. La bondad hay que practicarla y llevarla a cabo cada día del año, no porque sea Diciembre tenemos que mentirnos ni a nosotros mismos, ni a los demás. Y por eso hoy he decidido hacer una reflexión del que considero mi cuento de Navidad.
La princesa del cuento que leeréis más abajo, habiendo escogido marido, hace sufrir a su pretendiente durante muchos días porque se había hecho una promesa y quería cumplirla. El problema llega cuando, siendo consciente de lo mal que lo está pasando su pretendiente, le hace sufrir por no romper esa promesa. Es decir, si ya sabes la dirección que vas a tomar ante un acontecimiento ¿por qué atrasar el veredicto final? Y lo aplico a la hipocresía del día a día, si vas a seguir haciendo las cosas siempre de la misma forma, ¿por qué intentas hacer creer a los demás que has cambiado?
Dar segundas oportunidades en la vida está bien, pero haz un examen de conciencia y, si crees que no la mereces, no hagas a las personas perder el tiempo. Debemos ahorrar el sufrimiento gratuito a los demás, en la vida pasamos por golpes muy duros y, tener a personas tóxicas a nuestro alrededor no ayuda.

Foto: @instagram
"Cuento de Navidad"
Había una vez una princesa, que quería encontrar un esposo digno de ella,
que la amase verdaderamente.
Para lo cual puso una condición:
elegiría marido entre todos los que fueran capaces de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía,
sin separarse ni un solo día.
Se presentaron centenares, miles de pretendientes a la corona real.
Pero claro al primer frío la mitad se fue,
cuando empezaron los calores se fue la mitad de la otra mitad,
cuando empezaron a gastarse los cojines y se terminó la comida,
la mitad de la mitad de la mitad, también se fue.
Habían empezado el primero de enero,
cuando entró diciembre,
empezaron de nuevo los fríos, y solamente quedó un joven.
Todos los demás se habían ido, cansados, aburridos, pensando que ningún amor valía la pena.
Solamente éste joven que había adorado a la princesa desde siempre,
estaba allí, anclado en esa pared y ese muro,
esperando pacientemente que pasaran los 365 días.
La princesa que había despreciado a todos,
cuando vio que este muchacho se quedaba empezó a mirarlo,
pensando, que quizás ese hombre la quisiera de verdad.
Lo había espiado en Octubre,
había pasado frente a él en Noviembre, y en Diciembre,
disfrazada de campesina le había dejado un poco de agua y un poco de comida,
le había visto los ojos y se había dado cuenta de su mirada sincera.
Entonces le había dicho al rey:
- Padre creo que finalmente vas a tener un casamiento,
y que por fin vas a tener nietos, este es el hombre que de verdad me quiere.
El rey se había puesto contento y comenzó a prepararlo todo.
La ceremonia, el banquete e incluso, le hizo saber al joven,
a través de la guardia, que el primero de Enero, cuando se cumplieran los 365 días,
lo esperaba en el palacio porque quería hablar con él.
Todo estaba preparado, el pueblo estaba contento,
todo el mundo esperaba ansiosamente el primero de Enero.
El 31 de Diciembre, el día después de haber pasado las 364 noches y los 365 días allí,
el joven se levantó del muro y se marchó.
Fue hasta su casa y fue a ver a su madre, y ésta le dijo:
- Hijo querías tanto a la princesa, estuviste allí 364 noches, 365 días y el último día te fuiste.
¿Qué pasó?, ¿No pudiste aguantar un día más?
Y el hijo contestó:
- ¿Sabes madre? Me enteré que me había visto,
me enteré que me había elegido, me enteré que le había dicho a su padre que se iba a casar conmigo
y, a pesar de eso, no fue capaz de evitarme una sola noche de dolor,
pudiendo hacerlo, no me evitó una sola noche de sufrimiento.
Alguien que no es capaz de evitarte una noche de sufrimiento no merece de mi Amor, ¿verdad madre?

Foto: @unrinconmaravilloso
"Habrá que sonreír"
Y yo te digo, ¡Verdad Jorge!
Intentemos que el año que viene, en vez de hacer propósitos que nos enriquezcan a nosotros mismos, nos propongamos aquello que haga bien a los demás. No es tan difícil dejar de hacer daño y, la gratificación de ver a las personas sonreír por un pequeño acto que hemos hecho, es mucho más grande que aquellas que sólo nos hacen felices a nosotros. Porque... "Habrá que sonreír, sino, qué!"
Un beso a todos.